Recuerdo que el pastor de la iglesia donde crec铆 repet铆a constantemente esta frase 鈥渆l amor es un producto de la voluntad鈥. Estas palabras se convirtieron en una expresi贸n com煤n en la iglesia y se mencionaban constantemente en diferentes contextos. Me parece que lo que el pastor quer铆a comunicar era que la acci贸n de amar est谩 basada principalmente en una decisi贸n y no solamente en emociones. Nuestras emociones cambian, pero cuando decidimos amar a Dios y a nuestro pr贸jimo independientemente de nuestro estado de 谩nimo entonces estamos as铆 cumpliendo la ley de Cristo. Estoy de acuerdo con la idea general, pero creo que el amor va mucho m谩s all谩 de nuestra voluntad. El amor se centra en la persona de Dios y nosotros tenemos el gran privilegio de participar y demostrar el amor divino.

Dios es amor (1 Juan 4:8, 16). Por lo tanto, los que permanecen en el amor permanecen en Dios y Dios en ellos (v. 16). El amor es parte de la naturaleza divina y no solamente una decisi贸n de la voluntad humana. Por esta raz贸n, el amor tambi茅n forma parte del fruto que el Esp铆ritu Santo produce en los creyentes que dejan que su voluntad sea controlada por el Esp铆ritu (Gal. 5:22). Los seres humanos al ser creados a la imagen y semejanza de Dios compartimos con el creador la capacidad de amar. Los cristianos, a trav茅s del Esp铆ritu Santo, podemos reflejar el amor de Dios a nuestros semejantes. Por la gracia divina el Dios de amor demuestra constantemente su amor por medio de nosotros.

El gran mandamiento demanda que amemos a Dios con todo nuestro ser y a nuestro pr贸jimo como a nosotros mismos (Mat 22:36-40). En este sentido es cierto que nosotros tenemos que tomar la decisi贸n de amar. Sin embargo, nuestro amor por Dios es siempre una respuesta al amor divino. Nuestro amor por Dios y por nuestro pr贸jimo deben estar 铆ntimamente ligados y son una respuesta natural al Dios de amor:

鈥淣osotros amamos a Dios porque 茅l nos am贸 primero. Si alguien afirma: 芦Yo amo a Dios禄, pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. Y 茅l nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame tambi茅n a su hermano鈥. (1 Juan 4:19-20).

Para los hijos de Dios todos los d铆as son una celebraci贸n al amor. Este amor que forma parte esencial del car谩cter divino y, por lo tanto, de sus hijos creados a su imagen y dirigidos por el Esp铆ritu Santo. Este amor no se afirma solamente con palabras sino que se demuestra con acciones. Dios nos demuestra su amor constantemente y de muchas maneras, pero lo hizo magistralmente trav茅s de Cristo (Rom. 5:8). Nuestro comportamiento hacia nuestro pr贸jimo muestra al mundo que somos part铆cipes del amor divino. Cada d铆a es una oportunidad para que nuestras acciones hacia los que nos rodean exclamen 隆Oh, cu谩nto nos ama Dios!